martes, 17 de noviembre de 2009

Diálogos. Parte I.

-Yo creo firmemente en que hay algo en el más allá.
-Sí, claro. El baño de caballeros. A la derecha.
-La derecha es un chicle que hace pompitas.
-A mí las pompitas me molestan mazo.
-Una amiga mía tampoco las soporta. Se pone de los nervios.
-Cada uno tiene sus fobias, ¿no cree?
-Sí, yo tengo varias. Es como un vicio.
-Está de moda, claro...
-Esa es una, precisamente: la de estar de moda.
-Como Cristiano Ronaldo.
-Pues a mí ese muchacho me gusta, oiga. Tiene cara de buena gente.
-Dicen que es un encanto.
-Y muy humilde.
-La gente humilde vale su peso en oro.
-Sí, señor. El oro y el moro.
-¿Othelo?
-¿Cómo dice?
-¿Qué dijo usted?
-Nada.
-Ah, yo tampoco. Creí que hablaba.
-Hablo a veces con dios. Eso sí.
-Uy, a mí ese señor me debe unas cuantas...
-Pues dígaselo. No hay nada peor que tragarse las cosas.
-Yo lo que trago es vino.
-¡Ala, madonna! ¡Usted es anarquista!
-Sin insultar, ¿eh?
-Era una impresión, no más.
-Yo le podría decir a usted que es un apostólico cabizbajo y no se lo he dicho.
-También es verdad.
-El respetito es muy bonito.
-Y el ajo muy bueno para el corazón, no sé si sabe.
-No sabía.
-Lo dijeron en la tele. Hará dos semanas.
-Hace dos semanas casé a una hija mía.
-¡Qué gran noticia! ¡La gente todavía se quiere!
-Eso en mis tiempos era ley.
-Ahora todo es diferente. Hasta los hombres pueden...
-¿Pueden qué?
-Ya sabe... Casarse.
-Y a eso algunos lo llaman libertad.
-Y no es más que puro vicio.
-Hay vicios que bien valen una vida.
-¿Usted cree?
-Mire al Che.
-¡Caramba! ¿Ya murió?
-Uy, ese señor debe de estar ya muy en el más allá.
-Pero en el baño de caballeros, ¿verdad?
-Sí, a la derecha.

3 comentarios:

  1. ¡Muy divertido, espero más!

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  2. eso me recuerda a algunas conversaciones idiotas, de idiotas listos... tumbados en una cama mirando a un techo negro que giraba del puro borracho que llevábamos encima
    te quiero!!
    dame lo mío! dame más!

    Irene... (la de acá)

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  3. ¡Qué gracioso! Más bien demuestra que acotamos cada vez más el presente, lo acortamos en nuestras miras, pudiendo llegar a ser felices con tal de tener la mente ocupada en cada instante, un instante detrás de otro, y la preocupación es llenar ese instante de palabras, contenidos...sean los que sean.Pero que los instantes se sucedan, ¡Por Dios!

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