domingo, 22 de noviembre de 2009

Venezuela, in memoriam.

Yo recuerdo un río que era como una madre y en lo alto de la loma una oscuridad verde de casi selva. Mi cuerpo infantil se hundía en las ondas extrañas, acariciándome. Algo de trágico que yo no supe descifrar corría también silencioso en el curso del agua. Era verano, pero tan umbrío todo, que era negro el mediodía. Éramos el río y yo origen de mundo.
Yo recuerdo los zocos de Caracas, los mercados. Infestados de negros, blancos y mulatos que pululaban un dulce olor a mangos en el aire. Luego los mendigos en las escaleras, con los bolívares brillantes entre las manos sucias. Y el amor a los olores desconocidos de verduras sagradas, especias imposibles y frutos de carnes amargas. Un paraíso de sentidos.
Yo recuerdo las calles informes, diseñadas por la prisa eterna. Las casas amontonadas como dientes sin orden, luchando por buscar un espacio hacia la luz de las aceras. Y en lo alto del cielo, las torres monstruosas vigilando la multitud hormigueante.
Yo recuerdo el prodigio de la luz en el caribe. Playas de coral masticado y agua que era aire de ligera. Yo y otros muchachos más sutiles, jugando a encandilarnos de hermosura entre palmeras pirotécnicas. Al fondo los abuelos, llenos de luz también bajo el sol de la mañana. Y al regreso una lancha inestable que surcaba sin miedo los mares, desafiando a los tiburones.
Yo recuerdo la familia de tantas generaciones que se ramificaban en historias que casi eran leyenda. Una tribu de primos y de tíos, de compadres y cuñados, de hijos y nietos que se repartían tranquilamente el derecho a saberse juntos. Y el olor de la sangre canaria corriendo sigilosa por las venas.
Yo recuerdo que recordaba lo que un día fui en la casa primigenia. El olor a sueño transparente, a trabajo diario y a regreso. Los juguetes trágicos que ya no existían. El perro que murió sin yo saberlo.
Yo recuerdo una noche hermosa, casi como un secreto que sólo alguien más también recuerda.

3 comentarios:

  1. No sé la manera en la que ha llegado a mí este texto. Para todos los que olemos la nostalgia de una tierra, de una infancia adormecida en la memoria, aunque no sea Venezuela. Yo recuerdo una plaza, una calle, una higuera. Gracias por ponerme los pelos de punta.

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  2. Creo que la memoria tiene algo de sagrado. Gracias por tu comentario.
    César.

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  3. Yo recuerdo un patio de piedra y tierra y un osito de peluche...gracias César por hacerme recordar...

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